Ya se ha comentado suficientemente por aquéllos que estuvieron allí y hablan de primera mano. Pero ante las reacciones de corte netamente estalinista que se están produciendo en casi todos los medios, conviene insistir en algunos aspectos de lo acontecido en la manifestación del pasado sábado.
Comencemos por lo más grave: el intento de agresión a un Ministro es un hecho repugnante. Como bien dice Juan Ramón Rallo, hay un principio fundamental: “nadie puede iniciar la violencia contra otra persona”. Punto y sin ningún “pero”.
Eso sí, creo que los abucheos no pueden ser equiparados a un intento de agresión. Se puede estar de acuerdo o no, y yo creo que estaban totalmente fuera de lugar (sobre todo cuando van dirigidos hacia personas que estaban allí, por los motivos que fuera, pero estaban allí, haciéndose eco del llamamiento de las víctimas, que es lo importante), pero son totalmente legítimos. Una agresión inicial NUNCA.
Luego ya comienza lo esperable. A mentir y sembrar odio, que es su profesión. Resulta que “intentaron agredir a los representantes del Gobierno y del PSOE”, vamos que como decían esos amantes de la libertad, el sábado se “provocó el terror en las calles de Madrid”. ¿Es necesario exagerar para criticar duramente un hecho deleznable?
Pues parece que sí. Como primer paso para luego señalar a los culpables directos, que no serán las personas individuales que lo hicieron, sino el PP y ciertos medios (¿adivinan cuáles?) con la connivencia de la ¡AVT!, que está infiltrada por ultraderechistas. Y lo hacen los mismos que en su momento trivializaron sobre las agresiones a los líderes del PP y a muchos de sus afiliados a lo largo de toda la geografía española; los mismos que no decían nada cuando se lanzaban piedras y ¡cócteles molotov! contra las sedes del partido gobernante (y cuando decían algo, era para ladrar un “se lo merecían”); los mismos que no dijeron nada cuando Manjón llamaba “asesino” a Aznar… Su ignominia no conoce límites. No les basta con ningunear a las víctimas con ausencias clamorosas, también hay que insultarlas, aprovechando la disculpa que les ha proporcionado unos impresentables.
Afortunadamente, sí hay personas decentes y admirables como Rosa Díez, que no tienen necesidad de mentir ni exagerar, seguramente porque su dignidad y su experiencia de batalladora incansable se lo impide. Su relato de los hechos es clarificador (y digno de compararse con el de Bono, por cierto): eran “un grupúsculo de unos diez o quince que vociferaba con mucha violencia y otro más numeroso que contrarrestaba con aplausos”. Sabe de lo que habla; ha hecho de la lucha contra el totalitarismo su profesión. Así que dejen los manipuladores de usar a esta insigne mujer para referirse a unos hechos ya de por sí suficientemente lamentables.
Por cierto, aprovechando todo esto y ante una escasez de ideas y un resentimiento que les delata, otros incluso nos señalan a nosotros. Somos los nuevos desestabilizadores. Me temo que su envidia les hace concedernos una importancia desmedida. Pobrecillos. Ahí tenemos a los guardianes de las esencias del liberalismo en estado puro olvidando que la responsabilidad de unos actos es necesariamente individual y achacable a sus protagonistas directos.
lunes, 24 de enero de 2005
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4 comentarios:
Estimado Roberto,
no conozco personalmente a Doña Rosa Díez ni a Don José Bono. Las distintas reacciones que en ambos han provocado los hechos del sábado me aclaran pero, quién tiene talla personal y quién no. No merece más comentarios.
Claro, ya están buscando agitadores, porque ellos saben que "éstas cosas" no suelen ser puramente expontáneas. O sí? Es que acaso las únicas "cosas de éstas" que no son expontáneas son las que organizan ellos? En mi tierra, que es la tuya, paisano, decimos aquello de: "cree el ladrón que todos son de su misma condición".
Pues sí. Lo que ellos hicieron en las manifestaciones con motivo de la guerra no puede tildarse de espontáneo cuando se juntaban en las sedes del PP.
Pero es que además, establecieron un clima social tremendo, de linchamiento al adversario político que muchos sufrimos en nuestras carnes.
Véase la diferencia con la tajante respuesta del PP en esta ocasión.
La calle es suya y de nadie más.
No roberto, no. No os tienen envidia. Lo que ocurre es la progresía que impone su pensamiento único en nuestro país no está dispuesta a ceder el monopolio que disfrutan. Solo ellos están legitimados para gritar, insultar, amenazar, imponer y gobernar. La falta de condena de los hechos lamentables del año pasado no les remuerde la conciencia. Era justo porque el PP son los otros, los que no tienen derecho a gobernar, ni a opinar,... ni a existir. Extremistas manipulan a la AVT pero ciudadanos concienciados expulsan a los indeseables asesinos Rato y Piqué en la manifestación de Barcelona. El que esté en contra de esa verdad es un peligro social... ¿O tal vez la existencia de una red de información informal que destape las falacias del pensamiento único pogre puede remover las conciencias de los ciudadano? No os tienen envidia, os tienen miedo de que abrais los ojos de la libertad a mucha gente. Y sobre todo tienen miedo de que se reclame el derecho a no ser como ellos. Seguid así.
¡¡Claro que seguiremos adelante!! Y tú también. ;)
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