En un editorial, El Mundo califica de paradoja que Ignacio de Juana Chaos, piltrafa humana donde las haya, pueda permanecer más tiempo en la cárcel por sus amenazas que por sus 25 asesinatos.
Si por paradójico entendemos opuesto al sentido común, no puedo estar más de acuerdo. Pero yo voy más lejos. Porque es ciertamente intolerable no ya la superioridad de la condena por las amenazas, sino el hecho mismo de que sea delito expresar opiniones, por muy desagradables que éstas resulten a los oídos de las víctimas.
Pero intolerable también sería que este cerdo pisase la calle mientras las víctimas no sean reparadas; y sin entrar en detalles, nunca podrán serlo si ni tan siquiera se arrepiente.
Que se pudra en la cárcel, sí. Pero no mantenido con mi dinero. Que le alimenten sus compinches o que se muera de hambre.
Al final, habrá que refugiarse en la Justicia ¿sin Estado?
martes, 11 de enero de 2005
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