lunes, 10 de enero de 2005

Odio a la libertad (de comercio)

No por recurrentes algunas noticias dejan de ser más sorprendentes. El Gobierno del Principado de Asturias se congratula de poder reducir a ocho los días de apertura en domingos y festivos. Eso sí, "ha sido fruto del consenso"; consenso producido entre representantes políticos, sindicales, comerciantes y usuarios.

Ante esto, ingenuo de mí, yo me pregunto quiénes son los que verdaderamente deben decidir sobre estos aspectos. Parece ser que estamos de acuerdo en que comerciantes y usuarios tienen algo que decir al respecto. Pero no se trata de sentar en una mesa a unos representantes de la nada, pues yo al menos, no estoy representando en parte alguna. No sé quiénes han sido los voluntarios que se han sentado en mi nombre, pero desde luego hablaban sólo por sí. Usuarios y comerciantes se ponen de acuerdo de forma mucho más simple. Los primeros irán a comprar cuando les apetezca si los establecimientos están abiertos y los segundos, avaros ellos, abrirán siempre que les resulte rentable. Este acto en libertad resulta intolerable para muchos, dispuestos a decidir cuando he de poder ir yo a un centro comercial (pues ahí reside el problema).

¿Argumentos? De todo tipo: desde el totalitario no tienes por qué ir a comprar un domingo teniendo toda la semana para hacerlo hasta el cínico los trabajadores tienen derecho a descansar esos días (le preguntas a tu interlocutor si eso incluye a los camareros que le atienden en su día de ocio, a los taquilleros de los cines o a los conductores de los llamados servicios públicos y su contestación es un eso es distinto).

Aún más espeluznante es comprobar que dentro del consenso entran representantes políticos y sindicales. Los primeros están siempre allá dónde se perpetra cualquier acto liberticida; no iba a ser menos en esta ocasión. En cuanto a los segundos, hacen gala de su poco amor por los actos libres y la representación fiable. Que yo sepa, y esto es definitivo, a nadie se le obliga a aceptar un trabajo determinado, que requiere (como tantos otros, por cierto) trabajar los domingos y festivos. Sin embargo, con estas leyes evitamos que personas dispuestas a hacerlo, por las razones que sean, no puedan debido a iniciativas legislativas netamente socialistas como ésta.

¿Argumentos? Darle voz a la sindicalista de turno produce vergüenza ajena. Pero es inevitable. Así: “la liberalización de los horarios comerciales no es la solución a los problemas de sector” (claro, la solución es que deje usted de comportarse como una ungida y los actores sean libres para solucionarlos. De haberlos). O: “la competitividad pasa por la formación de los trabajadores y no por convertir al sector en la ley de selva” (¿cuál será la manida “ley de la selva”? Quizás la libertad, no sé.). También tenemos la habitual defensa del pequeño comercio, perjudicado por las grandes superficies (típico argumento reaccionario y falaz, pues la competencia hace que los pequeños tengan incentivos para aprovechar las ventajas que sin duda tienen sobre los grandes, como la atención personalizada sin ir más lejos)


Y para premio: la Universidad de Oviedo desarrolló el Estudio sobre el impacto de la liberalización de horarios comerciales en el comercio de Asturias, cuyas conclusiones sirven para pergeñar atrocidades como la mencionada. Conclusiones como que en el Principado “se perjudica a 68.000 trabajadores, de los cuales unos 1.526 podrían perder su trabajo en un año ante la apertura masiva en días no laborales”. Se obvian los nuevos empleos que se producirían de haber libertad de comercio real.

El político, para terminar, ávido por mostrarnos su vena intervencionista, nos comenta que adelantar las rebajas a la festividad de Reyes “no es un tema demandado”. Ocioso sería preguntarle cómo lo sabe el muy…

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Precisamente ahora en Fuenlabrada (una ciudad al Sur de Madrid) los pequeños comerciantes se están manifestando porque los grandes centros comerciales los están arruinando, y piden leyes que prohiban la apertura de nuevos mega-centros comerciales y la libertad de horarios.

Entonces la reportera de Telemadrid fue a preguntar hacia una señora con pinta de maruja analfabeta para hacer sangre con el tema y su respuesta me hizo vivir uno de los momentos más gloriosos que nunca he vivido delante de la TV, su respuesta fue:

Los pequeños comerciantes son unos fascistas, porque me quieren imponer cuándo tengo que comprar y cómo gastar mi dinero.

Yo trabajo toda la semana y sólo tengo los domingos para hacer la compra porque durante la semana no tengo tiempo ni ganas de hacer la compra, además en los grandes almacenes compro mucho más barato y lo tengo todo a mano. Estas personas en vez de protestar deberían ofrecer los mismos precios, y si no pueden, o no quieren trabajar en domingo, que se busquen otro empleo como yo he tenido que hacer "cienes" de veces.

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Neo

Anónimo dijo...

Me olvidé de poner un link a Telemadrid:

http://www.telemadrid.com/informativos/noticia_completa.asp?id=106104&seccion=1MAD

Coase dijo...

Lo de los horarios comerciales es de lo más sangrante que hay. ¿Quién elige a esos representantes de usuarios? Que vaya uno de esos representantes un domingo de apertura en centros comerciales y se dará cuenta de que es lo que quieren los usuarios. No hemos salido de la democrácia orgánica. Lo más grave de todo es que esas medidas no favorecen al pequeño comercio. Es una guerra de supermercados (los catalanes de Caprabo) frente a los hipermercados. A Zara y Cortefiel les da igual vender en Parque Principado que en la calle Uria. Al final los pequeños comerciantes pedirán convertirse en la nueva Hunosa o prejubilaciones anticipadas.