viernes, 29 de abril de 2005

La herencia marxista

Unos cientos de trabajadores del diario El Mundo llevan unos días manifestándose ante la sede de su propio periódico, y parece ser que están dispuestos a ir a la huelga. El motivo es la negociación del convenio colectivo, que sería aplicable, claro, a todos los trabajadores, que pierden así su capacidad de negociación individual. Uno no se acaba de acostumbrar a ciertas cosas.

Las diferentes soflamas que han ido utilizando, alcanzan cotas surrealistas. Salvo que hubiese un acuerdo para ello, ¿por qué habrían de repartir sus beneficios los propietarios del periódico? Si han pactado un salario, y lo reciben puntualmente, no hay más que hablar. Y para el futuro, si la empresa no quiere subirles el sueldo, ya saben dónde tienen la puerta.

En cualquier caso, todo esto viene por la perpetuación en el errada teoría del valor trabajo marxista (y no solo, porque el bueno de Adam Smith no aprovechó la ingente labor de nuestros escolásticos salmantinos), error al que contribuye muy destacadamente este periódico y su director, que en su labor de creadores de opinión, no hacen mucho por aclararlo, antes al contrario. Luego pasa lo que pasa.

Por cierto, el preciso seguimiento que Periodista Digital hace de todo esto, ¿tendrá algo que ver con la conocida obsesión de David Rojo por Pedro J.? ¿O con que el nuevo director sea su hermano Alfonso, uno de los fundadores de El Mundo, que se fue tras una trifulca con Pedro J.? A saber.


Actualización.- Happy Butcher ha escrito un post muy interesante que sirve para entender mejor todo esto.

3 comentarios:

rojobilbao dijo...

Ya lo explico esto hace mucho Jesucristo en la parábola de los talentos. Si estabas de acuerdo con tu sueldo ¿qué coño te importa lo que ganen otros?

Alberto dijo...

"El motivo es la negociación del convenio colectivo, que sería aplicable, claro, a todos los trabajadores, que pierden así su capacidad de negociación individual. Uno no se acaba de acostumbrar a ciertas cosas".

Jajajaja. Dicho así hasta suena razonable. Pero no caerá esa breva, la máxima del "divide y vencerás" es demasiado vieja.

Con los convenios colectivos los trabajadores "pierden así su capacidad de negociación individual" que es exactamente lo mismo que pasa cuando no los hay, ya que la gente no nació ayer, no se chupa el dedo y sabe que una situación así lleva a la práctica a que todos los trabajadores tengan que aceptar el mínimo.

El Salmantino dijo...

Alberto, está dicho como es. En las negociaciones colectivas, un grupo pretende representar a la totalidad. Y eso tiene un nombre, derivado de la palabra que acabo de escribir antes del punto.

No se trata de vencer a nadie, que yo nada tengo que ver con El Mundo.

Sin negociación colectiva uno es libre para acordar libremente con el empleador lo que estimen oportuno. Y luego, a cumplir los acuerdos, que eso es fundamental.

Sí, Unamuno. Es evidente, pero hay que repetirlo a ver si...