Tenía pensado escribir sobre otras cosas en mi regreso a la actividad bloggeril, pero no puedo evitar hacerlo sobre lo que ha acontecido en el Real Madrid. Y es que este equipo de fútbol, junto con el guaje Alonso, es mi vía de escape. Sentarme frente al televisor (y no digamos ya asistir en directo) para disfrutar (y sufrir) con unos individuos dando patadas a un balón o un chaval asturiano pilotando un coche a una velocidad vertiginosa, me produce una sensación sólo comprensible para quien la comparta. Pero no pretendo explicar hoy eso aquí.
En una empresa, por pequeña que ésta sea, las funciones han de estar delimitadas de forma meridiana, o es absolutamente imposible que funcione, como todos los que hemos trabajado con grupos humanos sabemos muy bien. Que un trabajador (Zidane, Roberto Carlos...) no esté contento con los métodos de su superior inmediato (Camacho), es relativamente habitual, especialmente cuando se le pide algo que no está acostumbrado a hacer (obedecer), creyendo así que ya ha adquirido un derecho que se le está arrebatando. La labor de un responsable (Camacho) es hacer que profesionales (Zidane, Roberto Carlos...) considerados rentables para la empresa (Real Madrid) sepan entenderle, y coordinar ese equipo de trabajo para que funcione. Claro que para eso, es necesario que tenga la autoridad suficiente para ello, que se la ha de conceder su superior (Florentino Pérez). Y Camacho no la tenía desde el momento que Florentino Pérez permite que se salte la cadena de mando (ahorremos las demagógicas apelaciones al militarismo) al tolerar las quejas de alguno de los funcionarios merengues sin dirigirles directamente a su delegado, que es (debería ser) Camacho. No se trata pues, como cínicamente nos cuenta Juan Manuel Rodríguez, de que nos den amor en nuestro trabajo, sino de que se respete nuestra función, para la que se nos ha contratado. Los que piden amor son precisamente los magnificados futbolistas, a los que les cuesta cumplir con su obligación.
Tampoco parece que Florentino quisiese "un profesional que condujese con conocimientos futbolísticos y mano izquierda un vestuario tan complicado como debe ser ése", como mantiene el citado periodista. Porque tiene una curiosa manera de demostrarlo, de ser cierto que le recrimina, en aras de la rentabilidad económica, que deje a un señor en el banquillo, con las consiguiente quejas de los patrocinadores. Y porque es suficientemente sabido que lo de Camacho no es "la mano izquierda". Si quiere técnicos de "perfil bajo" que cedan a los caprichitos de sus "galácticos", y a los deseos extra-futbolísticos que colisionan con los intereses meramente deportivos, Camacho no era el indicado.
No es cierto en absoluto que "en el Real Madrid de los 70 mandaba él [Camacho], y en el de 2004 manda Zinedine Zidane." Tanto antes como ahora mandan los presidentes, pero el de antes se llamaba Santiago Bernabéu y el de ahora Florentino Pérez. Y el de antes, no consentía depende qué cosas.
Ante todo esto, tenemos a un responsable de sección (Camacho) que se ve incapaz de hacer funcionar a un equipo de trabajo (jugadores) y además tampoco se ve suficientemente respaldado para tomar las medidas oportunas. Y decide irse. Yo a esto, por lo pronto, lo califico de actitud integra y honesta. No me sirve el tan manido argumento de "ya sabía dónde se metía". Quizás, pero a la vista de los acontecimientos se va, renunciando a un suculento contrato. ¿Algún futbolista ha decidido irse ante las desavenencias con su técnico, renunciando a su contrato? ¿Acaso el presidente ha dimitido? Porque parece claro que se equivocó, bien en la elección de entrenador, bien en la elección de los jugadores, bien en la no distribucción de papeles.
A propósito y ya que hablábamos de sentimientos. El Real Madrid no fue elegido mejor club del mundo del siglo pasado gracias a un "jugador calvito que agarra el melón que le viene por el aire y lo clava en la escuadra." Ni aunque así fuese, eso le confiere derecho a no seguir las indicaciones de su técnico. ¿Qué hacía Camacho ese día, Sr. Rodríguez? Disfrutar de la victoria de un equipo al que siempre se ha sentido unido, no como el "calvito". Y eso lo tenemos claro muchos madridistas. Mientras no lo tenga usted, seguirá sin entender nada.
miércoles, 22 de septiembre de 2004
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4 comentarios:
Yo no lo he comentado, por no caer en el exabrupto.
¿Contra quién? Es mera curiosidad... :)
contra los jugadores, principalmente. Lo poco que yo sé es que simplemente algunos pasaban de ponerse bajo las órdenes de quienes les iban a tratar como a los d+.
Con todo, creo que Camacho debería haber intentado algo antes de pirarse.
Podría ser. Pero supongo que estaba convencido de que era imposible de todo punto. Nunca lo sabremos a ciencia cierta, porque él nunca explicará detalladamente algo que pueda hacer daño a la imagen del Real Madrid como entidad.
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