Cada día parecen más evidentes los motivos que llevaron a Camacho a dejar el banquillo de su Real Madrid. Y cada día es más obvia la obsesión de algunos por no verlos. No será porque no tiene compañeros que los conocen perfectamente...
Los que tenemos ojos, hemos podido ver ayer a unos cuantos jugadores merengues riéndose alegremente en el banquillo mientras sus compañeros hacían una vez más el ridículo en el campo. Indolencia en el terreno de juego y cachondeo e indiferencia en el banquillo. Y dice este escribidor que "el Real Madrid Club de Fútbol seguirá teniendo una identidad indestructible, una personalidad a prueba de 'bombas deportivas' como la que, sin ir más lejos, activara hace tan sólo unos días José Antonio Camacho." No, amigo. No forma parte de la identidad del Real Madrid ese espectáculo lamentable y sí forma parte el espíritu que pretendió insuflar Camacho sin éxito. De ahí la incompatiblidad. Pero sigue usted sin enterarse de nada.
Es curiosa esa obsesión que les ha entrado a todos los periodistas con Del Bosque, cuando en su momento se aducía (con mucha razón) que aquel era un equipo nada trabajado tácticamente. Bien es cierto que ahora no tenemos ni la bendita anarquía de entonces. Pero la culpa será de Camacho, que a este paso cargará (junto con Aznar) con todos los males de este mundo.
domingo, 26 de septiembre de 2004
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