La profundidad jurídica en los análisis del Fiscal General de Estado es apabullante. Su sinceridad reconociendo sus servidumbres, digna de encomio. Y Astarloa no necesita leer buenos libros para caerse del guindo.
Por cierto, para una futura edición, Benson debería tener en cuenta que España es una mina.
martes, 1 de marzo de 2005
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