miércoles, 7 de diciembre de 2005

Teología de salón

Leo en El Mundo (enlace no disponible directamente a la noticia): Doce teólogos españoles e italianos, contra la beatificación de Juan Pablo II.

Uno, en su ingenuidad, pensaba encontrarse con quejas relativas a la prontitud del proceso y exigencias procesales, pero no. Resulta que no es digno de ser elevado a los altares por "sus turbias maniobras financieras y por marginar a la mujer", por la "represión ejercidas sobre teólogos, teólogas (sic), religiosos y religiosas (resic), a través de intervenciones autoritarias de la Congregación para la Doctrina de la Fe". Como vemos, también nos cuelan la inevitable referencia al actual Papa.

Llegados a este punto, me voy directo al final del artículo para ver quiénes son los autores de tan alucinantes afirmaciones y me encuentro con Tamayo, José María Castillo, Franzoni y demás patulea de teológos de fúsil-en-una-mano-y-cruz-en-la-otra. Y ya todo queda claro.

Se presentan (y los presentan) como "importantes (sic) teólogos", pero todos sus pretendidos argumentos no pasan de ser necedades progres que nada tienen que ver con la teología.

Me niego a transcribir toda la sarta de sandeces que han soltado. Pero no me resisto a una más que revela, sin ir más lejos, la consideración que sienten estos "teólogos" por la Virgen María. Y es que en el debe de Juan Pablo II también se encuentra "su negativa a encrontrar un sitio digno a la mujer en la Iglesia." Con lo fácil que hubiese sido convertir a Jesucristo en Jesucrista para ir acordes con los tiempos del talante...

Eso sí, no se atreven a mostrar su verdadero fastidio: la decisiva labor de Juan Pablo II en la derrota de su querido y amado comunismo en la Europa del Este. Además de ignorantes (¡Tamayo, hay que leer un poco más a Ratzinger, éste sí un teólogo de primera línea, por no decir el mejor!), cínicos.

Ah, y la información la firma José Manuel Vidal, que aseguraba con una prepotencia digna de encomio que Ratzinger no era papable y ahora escribe libros sobre el tema. Dios los cria y ellos...

10 comentarios:

Unknown dijo...

Tienen razón aunque sean progres.
No es digno de ser elevado a los altares porque entre otras cosas persiguió a misioneras que fueron violadas por sus "hermanos en crito" en las misiones.
Tu colega del anillo podría hacer unas buenas viñetas con esto.

Tampoco pudo evitar el escándalo de los obispos y bien que le dolió. No solo fue un misógeno rabioso, sino que cerró todas las puertas a las reformas que inició Juan XXIII. Se blindó con lo más jurásico de la jerarquía eclesiástica.

Si por acabar con la Guerra Fría, cosa que si hizo bien, se eleva a los altares al santo finado, pues ya pueden preparar el siguiente para la dama de hierro, y como no, para Reagan.

Fue el más importante papa del siglo XX, ¿qué más quiere?

Daniel Rodri­guez dijo...

Con "cerrar las puertas a todas las reformas que inició Juan XXIII" supongo que te refieres a completarlas. Tenéis un mito con Juan XXIII de aúpa. No, entre las reformas de Juan XXIII no está el sacerdocio femenino.

El Salmantino dijo...

Cierto Dani. Sin embargo, sobre el gran Pablo VI pasan de puntillas.

kielvi, yo no sé si es digno de ser elevado a los altares. Doctores tiene la Iglesia. Lo que sí tengo claro es que argumentos como los empleados por estos progres dizque teólogos no son relevantes en absoluto.

Como no lo es tu referencia a la misoginia, que supongo está plenamente corroborada por tus fiables fuentes.

Y claro, entre "lo más jurásico de la jerarquía" incluirás al actual Papa, ¿no? Hay que seguir con los tópicos, a pesar de que una lectura somera de sus textos, tanto los más puros teológicos como los más sencillos divulgativos, nos muestran a un teólogo serio (y aquí no caben etiquetas del tipo "progre-reaccionario") y aun hombre preocupado por su tiempo y por el papel de la Iglesia, siempre apartado del Estado. Ahí es nada.

En fin...

zetapolleces dijo...

que chillen los importantes teólogos.

Juan Pablo II el Magno, al igual que Madre Teresa de Calcuta, ya es santo por aclamación popular, y lo será también por el proceso ordinario para declarar a alguien santo.

Pronto lo veremos en los altares, pese a lo que deliren estos señores, resentidos porque -por más que se afanan- no logran imponer en la Iglesia sus visiones trasnochadas de la bien derrotada "teología de la liberacion". Menudo zafarrancho montaron aliándose a los grupos guerrilleros de Latinoamérica, matando en el nombre de Jesús. So cabrones.

Si no les gusta la Iglesia Católica, pues que se vayan con los mormones (allí podrían tener varias esposas, creo que les pasa por ahí a los cachondos). O que se funden una nueva.

Pero que nos dejen en paz a los católicos apostólicos y romanos con nuestro Papa, nuestras tradiciones, y nuestra doctrina.

Unknown dijo...

En primer lugar quiero pedir disculpas por el tono que utilicé. Otra cosa es que esté de acuerdo en elevarlo a los altares.
Quien aludió a "citas prgores" refiriendose a mi, se equivoca totalmente. No he citado a ningún progre. Los hechos que he descrito son ciertos y mi tono (que vuelvo a lamentar utilizarlo) viene de mi indignación y no de el artículo de Salmantino. Cuando yo me enteré de las violaciones de las misioneras, ya fue crudo, pero cuando vi las presiones, las amenazas a las monjas de la Santa Sede para que no denunciaran, ni siquiera se atrevieran ni por la imaginación, entonces me puse furiosa.

En cuanto al artículo aludido, responden plenamente a una verborragia típica progre, con su normal tendenciosa literatura de derribo a la iglesia. En ese punto estoy de acuerdo.
Pero... La santidad tiene unas condiciones, se lo recuerdo a todos, no solo de palabra y teoría, sino de hechos, y ahí cojea el Santo Finado.

De mi parte, si le valoro el ser el Papa más importante y transcente del siglo XX pero en un plano que nada tiene que ver con la santidad.
Saludos y vuelvo a reiterar mis disculpas por dejarme llevar por la indignación.
Nota:
No soy nada progre, nadie se confunda.

El Salmantino dijo...

Que un Papa utilice unos zapatatos más baratos y done la diferencia a los pobres, no soluciona nada. Eso es desconocer precisamente el funcionamiento del capitalismo.

Si queremos hacer algo por los pobres, hay que extender el capitalismo, no eliminarlo. Y en ese sentido, algunas reflexiones e incluso encíclicas papalas, han sido de gran ayuda.

Andrés Devesa dijo...

De Monachae supplicii

Panfleto por el amor y contra las idolatrías



Una monja es una mujer como otra cualquiera. Si la despojásemos de su hábito encontraríamos las mismas características físicas presentes en el resto del género femenino: dos piernas, dos brazos, dos pies, dos manos, dos pechos, una boca, un cuello, una cintura, un culo y un coño cálido y húmedo como el de cualquier mujer.

Podemos llevar a cabo un experimento consistente en colocar a una monja y cualquier otra mujer –una funcionaria, pongamos como ejemplo- una junta a otra, desnudas sobre una cama, con las piernas abiertas, con su sexo palpitando en espera de lo inevitable. No cabe duda de que seríamos incapaces de discernir cuál es una y cuál es la otra.

Si no hay ninguna diferencia física entre una mujer normal y una monja, ¿qué es lo que las distingue entonces? La diferencia la encontramos en el aspecto psicológico y, especialmente, en el plano moral. Las monjas so seres degenerados que padecen una patología mental que las lleva a odiarse a sí mismas, a la Naturaleza y a Dios.

A sí mismas porque detestan su condición humana, rechazando lo más hermoso que hay en el ser humano: el amor hacia otra persona. Es cierto que las monjas dicen amar a todos los seres humanos, pero mienten descaradamente, porque el único amor posible es ese amor primario, brutal, sexual, que sentimos hacia otra persona, sólo a partir de ese amor sexual se puede llegar a aprender a amar al resto del género humano, sin amor sexual no hay amor fraternal. Por eso una monja no puede llegar a amar a nadie más que a sí misma y a su degenerada idolatría.

A la naturaleza porque odian reconocerse en ella. La naturaleza es ante todo el espacio en el que desarrollar ese amor, por lo tanto esas degeneradas no pueden sino renegar de la naturaleza, despreciando los bellos impulsos naturales que cualquier ser humano, orgulloso de serlo, reconoce, acepta y deja desarrollarse libremente.

A Dios porque le niegan. Niegan a Dios y abrazan a un dios falso. Las monjas consagran su vida a ese ídolo, se casan con él, pero jamás llegan a consumar su matrimonio, porque su dios es un castrado y un cornudo. El verdadero dios es un dios con dos esencias que se complementan, es un dios hermafrodita que necesita de la complementariedad de los iguales distintos. Es el dios del amor, pero del amor salvaje y primario, no de cualquiera de las múltiples degeneraciones que en esta sociedad se hacen pasar por tal. Nuestro dios niega la religión y no admite sacerdotes. Nuestro dios es el dios de la libertad. Nuestro dios es la vida, frente a los falsos dioses del miserabilismo y el desprecio por la humanidad. Nuestro dios es todo y es nada. Nuestro dios somos cada uno de nosotros en tanto que seres humanos dotados de la capacidad de amar y crear belleza.

Nosotros, seres humanos libres, herederos aquellos hombres y mujeres que han luchado desde el comienzo de los tiempos por una humanidad plena, libre y consciente de su ser, afirmamos: La castidad, la devoción, el aislamiento del resto de seres humanos, el sacrificio a cualquier fin que no sea la felicidad humana, la idolatría y el fetichismo mercantilista que reduce al ser humano y la vida al rango de cosas son crímenes contra la humanidad.

El amor, la pasión, la poesía y la fiesta son las fuerzas que guían a la verdadera Humanidad hacia su libertad y su realización como tal. Sustraerse a esas fuerzas es renegar de la condición de ser humano y asumir el papel de homicida. Una Humanidad libre no puede tolerar que existan criminales que atenten contra todo lo que hay de hermoso en la vida.

Por eso, acusamos: monjas, curas, frailes y obispos son peligrosos criminales que han de rectificar o ser juzgados como tales. Renegad de vuestro falso dios, volved la cara a vuestra humanidad y asumidla, abrazad todo lo que de hermoso hay en el mundo, tomad la mano de otra persona, ya sea hombre o mujer, en pareja, en trío o en comuna, no importa el número, no importa la condición, sólo amaos, sólo así amaréis al ser humano, sólo así seréis seres humanos. Lo contrario es el crimen más despreciable que existe. ¡Fornicad o pereced!

Y que nadie se lleve a engaño, sabemos que hay muchos más miserables que toman a otros falsos dioses como auténticos: el dinero, la ciencia, el poder, el espectáculo… A vosotros también os estamos vigilando. Tened cuidado, somos implacables y sabemos odiar tanto como amar…


¡Amor o barbarie!


Firmado: Maese Huvi, Las Bacantes y Les filles perdues d’Lautréamont

Stewie Griffin dijo...

Te dejo deberes!! No la rompas que trae mal fario!!

saludos, a ver si nos vemos pronto!!

http://kill-lois.blogspot.com/2007/07/saldando-mi-deuda-con-el-padrino.html

Mira mi blog!!

Zetetic_chick dijo...

Interesante post...

Taine dijo...

Tal vez que un liberal, como te declara, pida la beatificación de una persona sea el mejor argumento para estar en contra de ella.
El liberalismo político (que no es más que la reedición de la vieja heregía naturalista) es la ideología moderna más veces condenada por Roma.