martes, 8 de marzo de 2005

Punto de Fuga

Lo modera una señorita (o señora, lo desconozco) que no siempre puede ocultar su sectarismo tras el flirteo que se trae con la cámara que, al menos en mi caso, produce un efecto casi hipnótico. No en vano, Mamen Mendizábal es redactora del programa estrella de la emisora de radio que más y mejor inventa noticias, eso sí, desde la más exquisita independencia, garantizada por la presencia totalizadora de ese prohombre del periodismo imparcial que es Iñaki Gabilondo. También presenta y dirije otro programa, cuyo nombre curiosamente me recuerda lo que me ocurre a mí* cada vez que veo más de 59 Segundos seguidos el debate de marras.

Debate que se emite en una cadena de televisión caracterizada por perder a la vez millones de euros y de espectadores, mientras los segundos pagan obligatoriamente los primeros.

* Hoy acuden los políticos a tratar de explicar lo miserable que ha sido en general su comportamiento en la famosa Comisión Parlamentaria de Investigación del 11-M. En realidad, ellos no lo reconocen así, pero no tiene más vueltas, aunque sí algunos matices importantes.

Y es que no deja de ser curioso que los partidos políticos que tanto hicieron por tratar de manipular los sentimientos de los ciudadanos tras el luctuoso suceso del que pronto se cumplirá un año, ahora pretendan zanjar sin más el asunto, tras vetar innumerables comparecencias en el Parlamento y cuando quedan muchos interrogantes por despejar. Mientras que el partido que sustentaba al Gobierno que supuestamente mintió, se queda solo clamando por el esclarecimiento total de los hechos. Y esto es así le pese a quien le pese.

Pero lo que ya resulta vomitivo es escuchar a mi paisano Álvaro Cuesta apelar a las víctimas para ello. A unas más que a otras, porque para él sólo existe una asociación. Quizás porque unas están menos dispuestas que otras a caer en la ignominia, a ser parte del miserable juego político, a ser utilizadas para llegar al poder. Quizás digo. No lo sé.

Y soy tan duro y directo en esto, porque me ha tocado directamente sufrir el talante manipulador de esta caterva de impresentables. Porque estoy harto de que no se individualice el sufrimiento. Porque además, los ciudadanos (todos y cada uno) tenemos derecho a saber qué ocurrió de verdad y a que se articulen las medidas necesarias para que esto no vuelva a ocurrir, seamos víctimas directas o no.

Pero como no nos encomendemos al de siempre, lo llevamos claro.

No hay comentarios: