jueves, 28 de octubre de 2004

Asturias Adelante

Así reza la campaña con la que el Gobierno del Principado de Asturias nos viene bombardeando desde hace un tiempo a través de unas cuñas publicitarias, de duración tal que en rigor no cabría llamarlas así. Una voz nos va enumerando todas la iniciativas llevadas a cabo por el Gobierno presidido por el Sr. Álvarez Areces, dando a entender así que Asturias sale adelante gracias al gasto público, o lo que es lo mismo, gracias al dinero que se nos sustrae, y no gracias a la iniciativa libre de los asturianos. Como somos tan borregos que desconocemos nuestras propias necesidades, necesitamos unos iluminados que gasten por nosotros.

En esa línea, hoy nos encontramos con una noticia al uso de nuestros burócratas. El titular dice:
El Principado asegura que la nueva ley de Vivienda frenará los precios de los pisos
En un principio, la ingenuidad hace que uno piense que tal vez han entendido (por fin) y se proponen liberalizar el suelo. Pero no. Como no podía ser de otra manera, ellos van en la dirección contraria al sentido común. Comentemos algunas de las falacias que mantienen estos liberticidas.

No se puede mantener que las viviendas son un artículo de lujo, si con ello se quiere decir que no están al alcance de la mayoría. Hoy en día, el tipo de interés está bajo (artificialmente, pero eso llevaría a otra reflexión) y las entidades bancarias ofrecen unas condiciones óptimas en los préstamos hipotecarios; consecuentemente, hay mucha demanda, lo que conlleva que los precios suban. Pero repito, las condiciones bancarias se flexibilizan cada vez más, pues les interesa mantener ese activo. ¿Dónde está el problema entonces? Pues como ya comenté en otra ocasión, resulta muy cómodo presumir de independiente mientras se apela al Estado. El sacrificio y la lucha por lograr lo que uno ansía, no se estilan mucho,

Pretenden, por el contrario, convertir la vivienda en un bien de primera necesidad. ¿Qué significará eso? ¿Tendrá algo que ver con esas sandeces del tipo "derecho a una vivienda digna"? El que considere necesario comprarse una vivienda, que priorice. Unos compran (endeudándose ellos y sus garantes) y otros prefieren vivir con sus padres o de alquiler y gastarse el dinero en otra cosa. Otros ahorran. Otros prefieren mantenerse dentro de la llamada economía sumergida y no pueden justificar ingresos ni acceder por ello a un préstamo. Otros...

Pero los ungidos gustan de la uniformidad. Y para ello recurren, como en este caso, al BOPA. Creen que así conseguirán que todos tengamos las mismas preferencias, porque nunca han confiado en la autonomía del individuo. Lo que es lógico, por otra parte. Si así fuese, se quedarían sin trabajo.

¿Qué han perpetrado concretamente? Pues más socialismo habitacional. Se usa el poder coercitivo de la administración, se coge el dinero previamente esquilmado, y se hacen promotores. Aumentan la oferta y asunto concluido. Nada que no se haya probado ya; nada que no conduzca a alejarnos más y más de la libertad, de la responsabilidad, de la autonomía. Nada que no lleva a un desastre absoluto.

Lo más curioso es que esta nueva medida va destinada a aquellas personas que no pueden optar, por sus recursos, a una vivienda de protección oficial, pero que tampoco pueden acceder al mercado libre. Me pregunto quiénes son exactamente.

Todo esto sin atajar el verdadero problema: el suelo. No quieren los burócratas ni pensar en liberalizarlo. Y es que es sabido que la especulación es buena si la hacen ellos, utilizando medios ilegítimos. Pero es negativa si se trata de un señor que compra un piso y lo vende obteniendo un beneficio, todo ello mediante un intercambio libre y voluntario. ¡Cuánta disfunción moral!

Aunque quizás es mejor que no toquen también ese tema, habida cuenta de que comienzan a hablar de "circunstancias objetivas". Pavor me dan.

miércoles, 27 de octubre de 2004

Los orígenes olvidados

Antes se declaraban límites infranqueables los derechos considerados "humanos" del individuo a su vida, propiedad y libertad. Pero después la lista de "derechos humanos" fue arbitraria y ridículamente extendida -y colectivizada-; y se deformó. Ahora ya no son valla sino pretexto para toda forma de intervencionismo estatal

Esta consideración de los derechos tan cierta como desgraciadamente olvidada nos la recuerda Alberto Mansueti, que ha escrito un clarificador y sencillo artículo sobre Las Raíces Cristianas del Liberalismo que conviene leer, en estos tiempos de manipulación evidente.

También es recomendable su La Libertad: En 100 Preguntas y Respuestas.

jueves, 21 de octubre de 2004

La función del Alcalde

Sigo buscando una dirección de un organismo que necesito. No la encuentro, por supuesto. La función pública me ofrece, eso sí, un artículo firmado por el Alcalde de Oleiros (su fama le precede) que nuevamente pone a prueba mi capacidad de sorpresa.

Lo encontraréis en la sección de Últimas Noticias, bajo la llamada Ángel García Seoane ataca al PP en un artículo sobre el conflicto diplomático del Gobierno español con Cuba.

No me detendré a comentar tanta ignominia.

Actualización. La dirección del organismo público que necesitaba es... ¡¡Ernesto Che Guevara!!

Función pública

Por motivos que no vienen al caso, entré en la página del Ayuntamiento de Oleiros (La Coruña) y me encuentro con una nota que dice textualmente:



Camisetas Palestinas

El ayuntamiento tiene a la venta camisetas contra la política genocida de Sharon y a favor del pueblo palestino al precio de 6 euros



Esto debe de ser lo que algunos entienden por la función pública. A veces me sorprendo del asco que puedo llegar a sentir (y no hablo de Sharon precisamente)

miércoles, 6 de octubre de 2004

La moralidad del comisario

Nuestro periodista de guardia, el gran José Carlos Rodríguez, acaba de escribir una interesantísima y necesaria anotación en su bitácora, donde aclara la diferencia entre lo legítimo y lo moral. Es un tema que nos debe preocupar a los liberales (al menos es mi caso), pues existe muchísima confusión al respecto. Como ya comenté en su momento, es algo que Rothbard siempre intentó matizar, diferenciando entre libertarianismo y libertinismo (también Walter Block escribió un magnífico ensayo al respecto).

Pues bien. No sé si José Carlos ya conocía las opiniones expresadas (y aquí) por el futuro comisario europeo de Justicia, Libertad y Seguridad, el italiano Rocco Buttiglione, en su comparecencia ante el Parlamento Europeo, que debe confirmar su nombramiento.

Manifiesta sensatez cuando dice que "el Estado no tiene ningún derecho a meterse en estos temas" (en referencia a la homosexualidad) y que "muchas cosas que no pueden prohibirse pueden considerarse inmorales", apelando a la diferenciación kantiana entre la moralidad y la ley. Pues si este aspecto lo tiene claro, estaríamos ante un excelente comisario; para nada es relevante su valoración personal sobre la homosexualidad o la familia entonces (de hecho, yo no la comparto).

Pero claro, ya observamos cómo se da la noticia en los medios y el escándalo que ha provocado. La función de un burócrata ha de ser moralizar, parece ser; y como la moral de este caballero no gusta, se puede jugar su futuro (que es el nuestro, me temo).

A propósito, acierta al decir que el concepto de la palabra "matrimonio" deriva del latín y significa "protección de la madre" y al recordar que, en cualquier caso, la regulación del matrimonio "no es competencia de la UE y debe recaer sobre los estados miembros".

Esperemos que algún día dicha regulación sólo sea competencia de los interesados.

lunes, 4 de octubre de 2004

Claro, Sr. Piqué

Por eso usted no me interesa a mí.

Unos y otros

Unos mejor teóricos que otros, Sr. Ugarte. Cuestión de gustos.

La diferencia es que algunos consideramos que de todos los liberales se puede aprender algo. Incluso de los que aún mantienen la idea marañoniana de que el ser liberal tiene algo que ver con el talante. Talante, por cierto, negado por su propia acción (con descalificaciones gratuitas) en tan breves líneas. Eso es coherencia.

En fin, sigamos restando y dividiendo. Es una buena estrategia para ganar la batalla de las ideas que, algunos al menos, libramos para intentar ganarla. Claro que quizás no sea la misma batalla. Porque mis aliados naturales son unos y no otros, a pesar de todo.

Será que soy un neocon, un talibán y un homófobo yo también. No sé.

viernes, 1 de octubre de 2004

Rothbard según el Prof. Bastos

Lo prometido es deuda.

En un breve pero clarificador y accesible paper, el prof. Bastos resume los aspectos más destacados del pensamiento político del prolífico y brillante científico social Murray N. Rothbard, obviando, por ser ya (relativamente) bien conocido, su pensamiento económico. Y como este magnífico artículo no es sencillo (aunque sí posible) de conseguir, lo diseccionaremos con el permiso del autor.

Comenta el prof. Bastos en primer lugar el sistema libertario individualista que Rothbard construye (For a New Liberty: The Libertarian Manifesto), inspirándose en el tradicional pensamiento anarquista pro-mercado (principalmente Gustave de Molinari) y diferenciándolo claramente del conservadurismo clásico (por estatista). Nos encontramos aquí con su célebre y discutida teoría de los derechos naturales y con las instituciones de mercado que sustituirían al estado. Así, una educación privada, motivada por la imposibilidad de "definir objetivamente un conjunto de contenidos mínimos" y por la estandarización del conocimiento que una educación estatal conlleva, haciendo incapie en los padres como "únicos legitimados para educar". Completa desaparición del estado del bienestar, para la que aporta dos argumentos principalmente: los derechos sociales no existen pues son arbitrarios y los subsidios hacen disminuir el interés por cambiar la situación que los provoca.
Y la siempre polémica triada: Agencias de seguridad privadas (detectives, compañías de seguros y autodefensa); justicia privada (restitución a la víctima, con una justicia penal basada en las prácticas consuetudinarias, referenciadas en sus admirados ejemplos de la Islandia y la Irlanda medievales); y defensa de los mecanismos del mercado libre para una defensa adecuada del medio ambiente.
También se aclara una confusión muy habitual que el propio Rothbard (y otros) evidenciaron: Las pautas de conducta no vienen establecidas por una filosofía libertaria. Uno puede ser un hippy o un conservador cultural (como Rothbard); lo relevante es la oposición a la coerción estatal.
Para finalizar este apartado, el prof. Bastos hace gala de su profunda honestidad intelectual al reflejar lo que algunos siempre destacamos como la gran falla del pensamiento libertario anarquista: Coherencia teórica plena, pero... ¿Y el método para ponerlo en práctica? A pesar de los esfuerzos denodados del, a mi juicio, más grande de la Escuela Austriaca en la actualidad, sigue siendo la gran asignatura pendiente.

El aislacionismo es el segundo punto destacado del pensamiento político de Rothbard. Aquí nos encontramos con las claras referencias a la Old Right norteamericana (un grupo de intelectuales diversos unidos por su crítica radical a cualquier intervencionismo militar exterior). Rothbard fundamenta su postura de forma intachable, como siempre: Considera que la guerra es la coartada para que el estado crezca con mayor osadía y la neutralidad es positiva para las relaciones internacionales. Eso sí, hay guerras (cuando existe una amenaza clara para nuestro territorio o sus ciudadanos) que sí son justificables. Para él sólo dos, a saber: Independencia de EE.UU. y Secesión (desde la óptica surista, claro está).
Hasta tal punto era importante para nuestro pensador la contención del "imperialismo" norteamericano, que no dudó en afirmar que la URSS era "un estado pacífico que prácticamente nunca había realizado ningún acto agresivo contra sus vecinos", en palabras del prof. Bastos. Y en esto he de detenerme, pues esta ceguera en una persona tan brillante, es desgraciadamente mantenida hoy en día por muchos de sus seguidores, obsesionados, hasta el límite de ignorar la realidad, con el intervencionismo militar. Puede ser entendible en el ambiente de la Old Right, pero no lo es tanto hoy en día, me temo. Y esto explica mucho la enorme animadversión que hacia los neocons sienten, tanto el propio Rothbard como los libertarios actuales.

Para finalizar, el prof. Bastos nos plantea su teoría del estado (La Ética de la Libertad). Siguiendo a Oppenheimer distingue Rothbard entre los "medios económicos", basados en el intercambio pacífico beneficioso para las partes intervinientes, y los "medios políticos", que siempre conllevan coerción. El estado es claro ejemplo del uso de los segundos y su propia existencia implica coacción. Además de esto, el origen estatal está en la predación ("una conquista de grandes colectivos humanos por pequeñas minorías predadoras que comienzan por cobrar tributos a cambio de protección y luego terminan institucionalizando la relación") y no en un contrato o acuerdo voluntario. Estamos pues ante una "mafia protegida por ideologías legitimadoras que le dan respetabilidad". Aquí entran los famosos "intelectuales" también.
De ahí a una visión dicotómica de las clases sociales emparentada (en sus orígenes, que no en sus conclusiones) con la teoría marxista del estado. Una élite gobernante que usa el aparato estatal a costa del resto de ciudadanos, legitimándose con las políticas adecuadas.
Pero nuevamente el prof. Bastos hace un ejercicio de honestidad y deja al aire una incoherencia flagrante de Rothbard: ¿Cómo un subjetivista determina de forma tan meridiana quienes son los beneficiados y quienes los perjudicados en esa división? ¿Cómo comparar utilidades entre colectivos? Los valores no son objetivables.

Estamos, en definitiva, ante un pensador original, pasional, accesible, que conjuga la "teoría política libertaria y la ética iusnaturalista con el rigor económico de la Escuela Austríaca", que muestra la inmoralidad del estado y el elitismo, aunque falla, por carencia, (me congratulo de que el prof. Bastos reconozca este punto) en la estrategia a seguir para poner en práctica sus medidas. Su práctica política estuvo, de hecho, llena de continuos vaivenes, colaborando en la fundación del Libertarian Party, pero oscilando incluso entre la "derecha dura" y el apoyo en ciertos temas a la extrema izquierda. (A pesar de lo cual se permitió el lujo de criticar el método hayekiano de los "second hand dealers of ideas", añadiría yo) Un científico al que yo nunca tildaría de "reaccionario radical", por más que él mismo así se defina. Pues si bien es cierto que se refería a su predilección por la América anterior a 1910, ese término está viciado y en nada contribuye a definir su pensamiento sin una explicación previa, extensa y muy matizada.

Y estamos ante un profesor gallego que ha escrito un artículo que destaca por su inusual brevedad y claridad expositiva, con abundante referencias bibliográficas y notas aclaratorias, que anima a profundizar en la lectura de ese maestro de la libertad que sin duda ha sido Rothbard.

Confiemos en que no sea el último, pues yo sí creo que la idea de Hayek es buena y los que modestamente intentamos propagar el mensaje liberal necesitamos de los académicos. Gracias, profesor.