viernes, 1 de octubre de 2004

Rothbard según el Prof. Bastos

Lo prometido es deuda.

En un breve pero clarificador y accesible paper, el prof. Bastos resume los aspectos más destacados del pensamiento político del prolífico y brillante científico social Murray N. Rothbard, obviando, por ser ya (relativamente) bien conocido, su pensamiento económico. Y como este magnífico artículo no es sencillo (aunque sí posible) de conseguir, lo diseccionaremos con el permiso del autor.

Comenta el prof. Bastos en primer lugar el sistema libertario individualista que Rothbard construye (For a New Liberty: The Libertarian Manifesto), inspirándose en el tradicional pensamiento anarquista pro-mercado (principalmente Gustave de Molinari) y diferenciándolo claramente del conservadurismo clásico (por estatista). Nos encontramos aquí con su célebre y discutida teoría de los derechos naturales y con las instituciones de mercado que sustituirían al estado. Así, una educación privada, motivada por la imposibilidad de "definir objetivamente un conjunto de contenidos mínimos" y por la estandarización del conocimiento que una educación estatal conlleva, haciendo incapie en los padres como "únicos legitimados para educar". Completa desaparición del estado del bienestar, para la que aporta dos argumentos principalmente: los derechos sociales no existen pues son arbitrarios y los subsidios hacen disminuir el interés por cambiar la situación que los provoca.
Y la siempre polémica triada: Agencias de seguridad privadas (detectives, compañías de seguros y autodefensa); justicia privada (restitución a la víctima, con una justicia penal basada en las prácticas consuetudinarias, referenciadas en sus admirados ejemplos de la Islandia y la Irlanda medievales); y defensa de los mecanismos del mercado libre para una defensa adecuada del medio ambiente.
También se aclara una confusión muy habitual que el propio Rothbard (y otros) evidenciaron: Las pautas de conducta no vienen establecidas por una filosofía libertaria. Uno puede ser un hippy o un conservador cultural (como Rothbard); lo relevante es la oposición a la coerción estatal.
Para finalizar este apartado, el prof. Bastos hace gala de su profunda honestidad intelectual al reflejar lo que algunos siempre destacamos como la gran falla del pensamiento libertario anarquista: Coherencia teórica plena, pero... ¿Y el método para ponerlo en práctica? A pesar de los esfuerzos denodados del, a mi juicio, más grande de la Escuela Austriaca en la actualidad, sigue siendo la gran asignatura pendiente.

El aislacionismo es el segundo punto destacado del pensamiento político de Rothbard. Aquí nos encontramos con las claras referencias a la Old Right norteamericana (un grupo de intelectuales diversos unidos por su crítica radical a cualquier intervencionismo militar exterior). Rothbard fundamenta su postura de forma intachable, como siempre: Considera que la guerra es la coartada para que el estado crezca con mayor osadía y la neutralidad es positiva para las relaciones internacionales. Eso sí, hay guerras (cuando existe una amenaza clara para nuestro territorio o sus ciudadanos) que sí son justificables. Para él sólo dos, a saber: Independencia de EE.UU. y Secesión (desde la óptica surista, claro está).
Hasta tal punto era importante para nuestro pensador la contención del "imperialismo" norteamericano, que no dudó en afirmar que la URSS era "un estado pacífico que prácticamente nunca había realizado ningún acto agresivo contra sus vecinos", en palabras del prof. Bastos. Y en esto he de detenerme, pues esta ceguera en una persona tan brillante, es desgraciadamente mantenida hoy en día por muchos de sus seguidores, obsesionados, hasta el límite de ignorar la realidad, con el intervencionismo militar. Puede ser entendible en el ambiente de la Old Right, pero no lo es tanto hoy en día, me temo. Y esto explica mucho la enorme animadversión que hacia los neocons sienten, tanto el propio Rothbard como los libertarios actuales.

Para finalizar, el prof. Bastos nos plantea su teoría del estado (La Ética de la Libertad). Siguiendo a Oppenheimer distingue Rothbard entre los "medios económicos", basados en el intercambio pacífico beneficioso para las partes intervinientes, y los "medios políticos", que siempre conllevan coerción. El estado es claro ejemplo del uso de los segundos y su propia existencia implica coacción. Además de esto, el origen estatal está en la predación ("una conquista de grandes colectivos humanos por pequeñas minorías predadoras que comienzan por cobrar tributos a cambio de protección y luego terminan institucionalizando la relación") y no en un contrato o acuerdo voluntario. Estamos pues ante una "mafia protegida por ideologías legitimadoras que le dan respetabilidad". Aquí entran los famosos "intelectuales" también.
De ahí a una visión dicotómica de las clases sociales emparentada (en sus orígenes, que no en sus conclusiones) con la teoría marxista del estado. Una élite gobernante que usa el aparato estatal a costa del resto de ciudadanos, legitimándose con las políticas adecuadas.
Pero nuevamente el prof. Bastos hace un ejercicio de honestidad y deja al aire una incoherencia flagrante de Rothbard: ¿Cómo un subjetivista determina de forma tan meridiana quienes son los beneficiados y quienes los perjudicados en esa división? ¿Cómo comparar utilidades entre colectivos? Los valores no son objetivables.

Estamos, en definitiva, ante un pensador original, pasional, accesible, que conjuga la "teoría política libertaria y la ética iusnaturalista con el rigor económico de la Escuela Austríaca", que muestra la inmoralidad del estado y el elitismo, aunque falla, por carencia, (me congratulo de que el prof. Bastos reconozca este punto) en la estrategia a seguir para poner en práctica sus medidas. Su práctica política estuvo, de hecho, llena de continuos vaivenes, colaborando en la fundación del Libertarian Party, pero oscilando incluso entre la "derecha dura" y el apoyo en ciertos temas a la extrema izquierda. (A pesar de lo cual se permitió el lujo de criticar el método hayekiano de los "second hand dealers of ideas", añadiría yo) Un científico al que yo nunca tildaría de "reaccionario radical", por más que él mismo así se defina. Pues si bien es cierto que se refería a su predilección por la América anterior a 1910, ese término está viciado y en nada contribuye a definir su pensamiento sin una explicación previa, extensa y muy matizada.

Y estamos ante un profesor gallego que ha escrito un artículo que destaca por su inusual brevedad y claridad expositiva, con abundante referencias bibliográficas y notas aclaratorias, que anima a profundizar en la lectura de ese maestro de la libertad que sin duda ha sido Rothbard.

Confiemos en que no sea el último, pues yo sí creo que la idea de Hayek es buena y los que modestamente intentamos propagar el mensaje liberal necesitamos de los académicos. Gracias, profesor.

15 comentarios:

Anónimo dijo...

Interesante la reflexión. La Teoría de Rothbard me sigue pareciendo "un brindis al sol". Utópica e inviable.

Javier

http://blogs.ya.com/diariodeunliberal

El Salmantino dijo...

Inviable no es, Javier. Pero sí es necesaria una estrategia para ponerle en práctica. Hay que responder a ciertos interrogantes que se plantean.
Además es tremendamente coherente. ¿En base a qué se legitima la coerción estatal?

El Salmantino dijo...

¿Todos habrían de compartir esa visión, John? ¿El 100% de la población? ¿Un sólo país podría llegado el caso abolir el estado o ha de ser un proceso mundial? Porque ha de estar garantizado el derecho de secesión de forma irrenunciable, ¿verdad? ¿Y la transición hacia un orden anarquista? Son preguntas que requieren una contestación, si de la práctica política hablamos.

¿O compartimos, con muchos de los libertarios de hoy en día, que ese no es el camino, dado que por los medios políticos tradicionales es imposible alcanzar el modelo social perseguido?

En cualquier caso, el prof. Bastos aclara que Rothbard escribió un libro (inédito aún hoy) en el que parece ser que habla de agitación cultural al estilo gransciano. Y un artículo titulado Liberty and the New Left.

Esto es fundamental, pero eso sí, en nada desmerece su apabullante coherencia teórica.

Anónimo dijo...

Recuerdo que la única fuente directa que me queda con vida, si el tema es Rothbard, me decía que nunca se ocupó seriamente del como alcanzar los objetivos finales que estableció como ideales de sociedad humana. Que creía en la “agitación cultural” como algo indispensable. Y que en eso coincidía con la mayoría de los liberales. Y que dijo, en más de ocasión, en conversaciones con amigos (fuente incluido) que es difícil considerar la eliminación del Estado, como algo que no fuera global. Pero que nunca dijo que fuera imposible. Sólo que era algo difícil de considerar.

En general los anarquistas que desean eliminar no sólo el estado. Sino la propiedad privada. Son los únicos que se han planteado el problema de mecanismos políticos para alcanzar sus objetivos. No han muy exitosos, pero los han planteado y ejecutado. Algunos mecanismos les han dado más frutos que otros.

El común de los anarco-capitalistas, hasta ahora, no dan muchas muestras de perder tiempo en asuntos intelectualmente tan poco elevados. En lo personal supongo que, de no desarrollar una tesis de acción política propia, sus alternativas son:

Actuar en función de la limitación del estado a sus funciones naturales (aunque no compartan la existencia de tales funciones) como paso previo a su objetivo final. Sumándose a los esfuerzos políticos liberales libertarios. Cosa que muchos hacen realmente. Entre ellos Rothbard, quien apoyó en más de una forma al partido.

No hacer nada al respecto. Esto es, limitarse a difundir sus ideas. Y discutir la viabilidad de su modelo de sociedad, pero dentro de la tesis de su existencia teórica completa. Sin considerar algo tan prosaico como el proceso por el cual tal tesis teórica pudiera construirse en el terreno de la realidad. Lo que hasta ahora, parece la alternativa más popular entre “nuestros” anarco-capitalistas, del sur del Río Grande. Y quizás sea mejor así.

Sumarse a las fuerzas políticas conservadoras estatistas. Y llamar eso gradualismo. Que debe de ser una alternativa poco popular en gentes tan reactivas al Estado. Pero no faltan algunos que se sientan cómodos así.

O simplemente dedicarse a desarrollar estrategias propias, cosa que no hemos visto aún... y ponerlas en práctica, último asunto que ya no espero llegar a ver. Al menos no en esta parte del mundo.

Saludos cordiales,

María Fernanda Salas R.
http://pages.ivillage.com/mariafernandasalas/

El Salmantino dijo...

Gracias, Albert. Pero lo interesante es el artículo en sí mismo. Tienes muchas razón y sabes que siempre lo he defendido: la coherencia teórica es clara. Y en la duscusión se agradece. Pero sin estrategia...

Y el minarquismo es menos utópico porque no pretende cargarse de raíz algo que forma parte ya del imaginario colectivo (entiéndase esta expresión) en la actualidad. Sin embargo, quizás sea más ingenuo pretender minimizarlo que destruirlo. :P

El Salmantino dijo...

John, no especulo, me baso en sus escritos y sus actos. Rothbard no fue nada coherente en cuanto a la praxis política, por así decirlo. Sus vaivenes en la política son conocidos y estan al alcance de quien quiera observarlos.

Parece ser que en el libro inédito mencionado defendía una copia de las tesis granscianas adaptándolas. Bien, me parece correcto. Pero eso no es decir nada. Además, criticó las aportaciones de Hayek al respecto (como reflejo en un enlace mi de cosecha en la anotación) sin aportar nada definitivo mejor.

Una cosa es que eso no merme su coherencia y otra que eso no sea trascendental.

El Salmantino dijo...

María Fernanda, ¡¡bienvenida a esta tu página, amiga mia!!

Efectivamente, tus fuentes rothbardianas coinciden con lo que yo conozco. Y tienes mucha razón en lo que comentas de los anarco-capitalistas en general. Pero no perdamos de vista al prof. Huerta de Soto, que se caracteriza por apuntar políticas concretras coherentemente liberales.

Yo coincido básicamente con él en sus apuntes. Gradualismo y división del trabajo, como ya he apuntado en alguna anotación al respecto.

Anónimo dijo...

Gracias por semejante bienvenida:

Estoy mayormente de acuerdo Roberto. Pero no pienso que en esa división del trabajo, tú en particular, estés asumiendo el papel para el muestras un talento muy poco común. Huerta de Soto en cambio, está indudablemente en el suyo. El Dr. Rodríguez incluso afirma que tiene el potencial para superar en mucho a Rothbard como teórico. No es garantía de que lo haga, pero es mucho decir en alguien, cuya opinión sobre el común de sus colegas, es que son “la vergonzosa e intolerable negación del concepto de Ciencia Económica, por no decir que del raciocinio mismo”.

Besos

María Fernanda

El Salmantino dijo...

¿Y cual sería mi papel y por qué no lo desarrollo? :P

Tiene mucha razón el Dr. Rodríguez y tiene mucha razón el Prof. Huerta en esa apreciación sobre sus colegas, sin duda.

Anónimo dijo...

Amigo Roberto:

Eso te lo respondo en privado, tras una importante conversación que tendré esta misma noche.

Besos

María Fernanda Salas
http://pages.ivillage.com/mariafernandasalas/

El Salmantino dijo...

¡Gracias, Albert! Desconocía esta iniciativa, que parece realmente interesante.

De mano, coincido, desde la distancia, con las carencias mencionadas.

Memetic Warrior dijo...

Hola Roberto,
No había descubierto hasta ahora tu blog y no me lo perdono.

Muy incisiva la descripción de las ideas de Rothbard por tu parte y por el Profesor Bastos y las abundantes referencias que me han tenido entretenido toda la tarde.

En cuanto a la estrategia, es siempre la misma. No hay sistema que se haya impuesto por la fuerza nunca. Lo que triunfan son las ideas. y las que hacen daño tambien son las ideas. El mundo actual es tal y como lo pensaron un puñado de hombres geniales hace 50, 100, 1300 o 2000 años, para bien o para mal. El energúmeno etarra mata gracias a que hace 100 años un cretino llamado Arana difundido unas determinadas ideas. Lo bueno del mundo actual se lo debemos a los pensadores liberales, algunos metidos a políticos, que crearon la primera democracia liberal moderna y todos aquellos que se mantuvieron en el campo teórico. Esperemos que su influjo sea mayor que el de sus enemigos ideológicos y a ello debemos contribuir. En estos tiempos, casi me da lo mismo Rothbard que Hayek que incluso Aznar, porque no nos estamos jugando el que haya listas abiertas o no, o que el estado sea minimo o un poco mas grande. Creo que estamos ante una reorganización y unión de todos los antiliberalismos mas fuerte que nunca y de lo que pase ahora dependerá el siglo XXI. de todas formas, unas ideas tan claras como las de Rothbard (no así su practica, en eso estamos de acuerdo) son fundamentales para desenmascarar los falsos argumentos de los que creen la mayor falacia del último siglo, una creencia ciega en la capacidad del Estado para resolver problemas sociales, solo comparable a la creencia en los Reyes Magos, creencia esta, por cierto, a la que suele reemplazar aquella una vez superada la niñez biológica, para entrar en la niñez mental. Una creencia en el Estado basada en uno de los pocos casos de magia aceptada hoy en dia: que una persona al pasar por debajo de la puerta de un ministerio se convierte en un ser angélico dedicado a los demás.

El Salmantino dijo...

Gracias por tu comentario, Alberto. Yo ya había descubierto tu blog hace tiempo. ;)

Roberto Iza Valdés dijo...
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Unknown dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.